23 Oct / 10:35 am

Logran salir de Puerto Rico tras huracán, sueñan con volver

Los boricuas han tenido que abandonar la Isla del Encanto tras el paso del Huracán María

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En esta imagen de archivo, tomada el 28 de septiembre de 2017, decenas de personas que quieren salir de Puerto Rico hacen fila para subir a un crucero tras el paso del huracán María, en San Juan, Puerto Rico. En todo Estados Unidos pero especialmente en Florida, Nueva York, Illinois y Connecticut, donde históricamente se han asentado los habitantes de la isla, los puertorriqueños se hospedan con familiares mientras intentan encontrar una vivienda, empleo y escuelas para sus hijos en territorio continental. (AP Foto/Gerald Herbert, File)

A instancias de sus tres hijos que viven en Georgia, una pareja puertorriqueña usó costosos pasajes para salir de San Juan rumbo a Estados Unidos.

Partieron el mismo día en que el presidente estadounidense Donald Trump y su esposa Melania aterrizaban en el Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín para observar de primera mano la destrucción y la miseria causados por el huracán María.

Una tarde reciente, Alberto y Sonia Rosario pasearon con su hijo Ángel por la plaza central de Gainesville. También estuvieron algún tiempo en las casas de sus otros dos hijos, que viven en el condado de Gwinnett.

Los Rosario pagaron 1.200 dólares cada uno por los pasajes aéreos, vuelos de ida solamente. Saben de mucha gente que pagó bastante más por un asiento en un vuelo.

La pareja querría volver algún día a la isla, pero no tiene idea de cuándo podrá hacerlo.

Ángel Rosario y sus hermanos dicen sentirse aliviados de que pudieron sacar a sus padres de Puerto Rico, donde la gente tiene que hacer largas colas y esperar horas para conseguir artículos básicos.

“Estábamos preocupados porque no había comunicaciones”, expresó.

Sonia Rosario, de 67 años, se jubiló tras trabajar 31 años como policía en Manatí, ciudad del centro de la isla a poco más de 50 kilómetros (32 millas) al oeste de San Juan. Su esposo, que pronto cumplirá 66, trabaja para la oficina de turismo de Manatí.

Ambos soportaron huracanes en el pasado, pero nada comparable con los vientos de 250 kilómetros (155 millas) por hora que azotaron Puerto Rico el 20 de septiembre.

“El viento hacía un ruido que parecía el rugido de un león”, relató Alberto Rosario. “Te ponía los pelos de punta. Nunca habíamos visto algo así en los 42 años que llevamos viviendo en la misma casa”.

La pareja dijo que se quedó sin luz poco después de la medianoche y que se pasó la noche yendo de habitación en habitación, tratando de mantenerse alejada de las ventanas, que habían tapado con tablones. Por momentos rezaban juntos.

Al salir el sol, dijo Alberto, se asomaron por la puerta y comprobaron que su casa de bloques de cemento había soportado la tormenta. Pero algunos vecinos no tuvieron la misma suerte. María se había volado muchos techos y resquebrajado las estructuras de madera.

Solo cuando salieron de su sector en Vega Baja y manejaron por la carretera estatal hacia Manatí comenzaron a ver la magnitud de los destrozos causados por María.

“Había postes del servicio eléctrico en la ruta o colgando de los cables del tendido eléctrico. No se podía manejar ni ver bien el camino”, manifestó. “Los árboles que seguían de pie estaban quemados y secos, sin hojas. Toda la vegetación verde se veía marrón”.

Menos del 10% de los 3,5 millones de residentes en la isla tienen electricidad. Las autoridades estiman que tomará meses restablecer el servicio eléctrico.

Aproximadamente la mitad de la población no cuenta con agua corriente. Miles de personas no tienen un techo sobre sus cabezas y la industria turística, que genera 1.800 millones de dólares y emplea más de 63.000 personas, ha sido destrozada.

Puerto Rico es un estado libre asociado de Estados Unidos y sus residentes tienen ciudadanía estadounidense, lo que les permite viajar sin restricciones. La migración hacia Estados Unidos aumentó en los últimos 15 años debido a los problemas económicos de la isla, según el Centro de Estudios Pew. Más de 84.000 puertorriqueños vinieron a Estados Unidos en el 2014 y el éxodo continuó luego de que Puerto Rico dejase de pagar una deuda pública de más de 70.000 millones de dólares el año pasado.

Casi 87.000 puertorriqueños viven en Georgia, donde son la segunda comunidad hispana más numerosa del estado, inferior solo a la de los mexicanos, que son unos 550.000, de acuerdo con el censo nacional.

Alberto Rosario dice que sus tres hijos se fueron de Puerto Rico a Georgia en busca de un futuro mejor. Tiene un cuarto hijo que es médico y que permanece en la isla.

“Solo Dios sabe lo que nos deparará el futuro”, expresó el padre. “Puerto Rico está en quiebra. La gente se está yendo, sobre todo el talento joven, porque la situación económica no es buena. No hay buenos trabajos en la isla”.

Sonia Rosario asegura que quiere volver a Puerto Rico, donde tiene muchos familiares y amigos.

“En cuanto las cosas se normalicen un poco, quiero regresar”, declaró. “Pero dicen que podríamos estar sin luz seis meses, incluso un año”.

En los últimos ocho años los Rosario hicieron varios viajes a Georgia para visitar a sus hijos, pero este último no fue planeado.

“Nos sentimos como en casa aquí”, manifestó Alberto Rosario. “Cuando al familia está reunida, todo está bien”.

 

Fuente: Associated Press

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